ÚLTIMO TRAMO DEL CAMINO DE SANTIAGO
El Camino entra en el término municipal de Santiago a la altura de Lavacolla. Pisando firme ancho y de tierra, el peregrino bordea el aeropuerto y cruza la carretera vieja, hoy sin tráfico. Siguiendo las flechas amarillas muy pronto llegamos a San Paio, una aldea con buenos edificios de piedra y una iglesia sencilla pero bonita y en excelente estado de conservación. Unos 15 minutos después se llega al pueblo de Lavacolla, donde llaman la atención su palco de música, su crucero y su templo. Tradicionalmente era aquí donde los peregrinos se preparaban y aseaban antes de hacer su entrada en la ciudad.
En Lavacolla se cruza la carretera que desde Santiago se dirige hacia el aeropuerto. Una valla de madera indica el Camino, que por sendero estrecho va a subir con una pendiente nada desdeñable para luego comenzar el prolongado descenso que llevará a la capilla de San marcos y al Monte do Gozo. Se sigue descendiendo en dirección al centro histórico de la ciudad. Recibe a los peregrinos la Porta Itineris, monumento de 2004 de 17 metros de altura y hecho en granito y bronce.
A pocos metros se reconocen las casas antiguas del barrio antiguo de S. Lázaro, en el que ya desde el s.XII existía un gran hospital de peregrinos dedicado a la atención de los hombres enfermos de lepra. De aquí el camino discurre siempre por el margen izquierdo de la vía para adentrarse en el barrio de Os Concheiros, por la calle que aún se llama Camiño Francés.
Os Concheiros hace referencia a uno de los más poderosos gremios medievales de Santiago, al que se acogían aquellos artesanos que estaban autorizados para elaborar las famosas veneras. El Camino se adentran ya en el casco viejo en el alto de la Rúa de S. Pedro, dejando a su izquierda la Iglesia de San Pedro de Fóra y a la derecha el San Domingos de Bonaval, antiguamente extramuros. En la Porta do Camiño, que señala el límite medieval de las murallas de Compostela, nos adentramos ya en el corazón de la ciudad vieja, sobre las mismas piedras que llevan siglos pisando los peregrinos.
Entramos al casco histórico por la Rúa das Casas Reais, así conocida por haber promovido allí los Reyes Católicos la construcción de edificios para sedes de su gobierno. Podemos pararnos a visitar la Iglesia de Santa María do Camiño,o seguir nuestro camino. A la izquierda queda el gran Pazo de Luaces, que conserva elementos del siglo XV como el portal; a la derecha, la Iglesia de las Ánimas, donde, si queremos seguir la tradición peregrina, tendremos que rezar 6 Padre Nuestros para poder salvar el alma de un ser querido. Llegados a la Plaza de Cervantes, una de las más importantes de la ciudad, nos encaminamos a la Acibechería, la puerta por la que accedían al templo y en donde se encontraba una de las más bellas fuentes de la ciudad, la del Paraíso, según se narra en el Códice Calixtino. La fuente hoy ya no existe, ni tampoco los peregrinos entran a ver al Apóstol por esta puerta, sino que se encaminan por el túnel del Pazo de Xelmírez a la Plaza del Obradoiro en busca de la grandiosidad de la fachada barroca y el Pórtico de la Gloria.