LAS CUATRO PLAZAS

Este paseo permite visitar las cuatro plazas que flanquean la Catedral de Santiago, conociendo la zona más transitada por los turistas y por ello más bulliciosa y llena de pequeños establecimientos de recuerdos y objetos de plata y azabache, actividades joyeras de mucha tradición en Compostela; y artistas callejeros que se desplazan aquí sobre todo en los meses estivales. Recorre las plazas del Platerías , Quintana y Azabachería para regresar al Obradoiro cruzando bajo el Arco del Palacio Arzobispal.

Partimos de la Plaza del Obradoiro, peatonalizada desde los años 80, para muchos una de las más bellas del mundo. Es el lugar de llegada de los peregrinos y una visita imprescindible para millones de turistas, lo que se suma al paso constante de los estudiantes que desde el casco antiguo acceden a la facultad de Medicina y el Campus Universitario Norte.

La preside la imponente fachada barroca del Obradoiro, construida como cierre de la antigua puerta románica o Pórtico de la Gloria del Maestro Mateo. A la derecha veremos el largo balcón del Edificio Claustral, que hace esquina en la Plaza frente al Colegio de San Xerome, justo donde se alza una de las dos torrecillas que lo coronan, primero la Torre de la Vela o de la Corona, de 1615 -en su día utilizada como cárcel- y, ya en la esquina con la Plaza de Platerías, la del Tesoro.

 

PLATERÍAS

Siguiendo los elevados y lisos muros del Edificio Claustral nos adentrarnos en Platerías. A nuestra derecha la curiosa y barroca Casa do Cabido, la entrada a la Rúa del Villar, y el único edificio que tras muchos siglos ha desfigurado este entorno, el del Banco de España, ahora Museo de las Peregrinaciones. El centro de la Plaza la ocupa la Fuente de Platerías, de 1829. Antiguamente la plaza estaba cerrada con cadenas y allí se concentraban los artesanos que vendían objetos de plata, corales y piedras preciosas en establecimientos que de hecho se ven todavía bajo el edificio claustral.

Si subimos las escaleras (s.XVIII) mirando hacia arriba veremos la Torre del Reloj, también conocida como La Berenguela por el arzobispo que la terminó en 1320, aunque después sufriese varias reformas. El actual reloj se hizo en Ferrol en 1831; y la campana, en 1729. Estamos ya ante la fachada de Platerías, la más antigua y artísticamente la más importante de la Catedral. Su construcción se inició en 1103 y posteriormente fue recogiendo elementos sueltos de otras zonas de la Catedral, que se trasladaban en las reformas. En los relieves se representan varias escenas de la vida de Jesucristo; y contiene algunas de las más famosas imágenes de la Catedral de Santiago, como la de la mujer adúltera o el David.

En Platerías se concentraban los artesanos que vendían objetos de plata, corales y  piedras preciosas en establecimientos que todavía se pueden ver

QUINTANA

Doblando la esquina aparece ante nuestros ojos el antiguo cementerio (quintana), la gran explanada pétrea ante la que se abre la Puerta Santa. Es la Plaza de la Quintana dividida popularmente en Quintana de Abaixo o de los muertos, y de Arriba o de los vivos. Al final de esta fachada es donde antiguamente existía la puerta de Canónica, según el Códice Calixtino, por la que accedían los canónigos desde su casa en esta plaza. En la actualidad solo queda la Puerta Santa que se abre a los peregrinos en los años santos.

Esta plaza ha sido testigo de muchas manifestaciones estudiantiles. También de juegos infantiles. Y, a finales de los 70 y la década de los 80, era un lugar muy frecuentado por los estudiantes, que utilizaban la gran escalinata para sentarse, leer, charlar o tocar la guitarra en grupos.

La Quintana es una plaza muy transitada, testigo de manifestaciones, momentos de ocio y juegos infantiles

AZABACHERÍA

 Un pequeño callejón bordeando la Catedral nos lleva a la Plaza de la Azabachería , antigua Rúa Francígena, donde se encontraba el gran hospital y albergue de peregrinos fundado por Diego Xelmírez, que precedió al construido posteriormente bajo el patrocinio de los Reyes Católicos. Su nombre se debe a que era allí donde comenzaron y se desarrollaron los poderosos talleres de los azabacheros, que desde el s.XII producían miles de piezas para los peregrinos llevaban consigo a su vuelta, como figuras de Santiago, conchas o figas. En la plaza se enfrentan y parecen mantener un pulso los dos grandes poderes religiosos de la ciudad: la Catedral y San Martiño Pinario. Aquí estaban, según el Códice Calixtino, la Puerta y Fuente del Paraíso.

La fachada antigua era muy similar a la de Platerías. Por su estado ruinoso fue derribada y construida la actual, sobre el proyecto barroco de Lucas Ferro Caveiro y con remate ya en el neoclasicismo. En la plazuela enlosada se situaban los artesanos, cambistas y joyeros medievales que vendían productos relacionados con los peregrinos. Mirando de frente la fachada a laa izquierda se conserva la estructura románica exterior de la Corticela, parroquia independiente que con la ampliación se incorporó completamente a la Catedral.

A través del Arco del Palacio Arzobispal volvemos al lugar de partida, la Plaza del Obradoiro.

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